3/4/15

Gritó en Silencio

Eugenio Martínez es el director de proyectos de urbanización en mi país de origen. Es un señor muy popular por su talento, honestidad y bondad. Él tiene un proyecto en mente para unir todas las ciudades del país. El proyecto tomaría mucho tiempo y sería muy costoso, pero él buscó ayuda financiera y encontró los suficientes fondos con la ayuda del gobierno para comenzar su proyecto. Aunque este proyecto era muy necesario para la unión del país, había oposición porque el dinero quería ser utilizado para usos personales de los políticos. O sea, la corrupción. “Por recorte de presupuesto sólo podremos llegar al planteamiento. Disculpen las molestias”. Sin importar este problema, él siguió luchando hasta su muerte.

Eugenio Martínez sabía que tendría que luchar, pero ganar contra la corrupción, como él ya sabía, es muy difícil: “¡Cuidado, porque una de estas palabras mata!” Él quería ser muy cuidadoso con sus acciones y sus palabras. “Esperó nueve meses… y nada: tuvo que admitir que no funcionaba entrar de vuelta y ‘desnacer’, como proponía el manual”. Todo parecía repetirse y no había resultados. Ni un paso se había dado para empezar el proyecto.

Su hija, Yolanda Martínez, sabía de la gran importancia de este proyecto para el país y para su amado padre. Un día dando vuelta en una esquina”, justo en la esquina de un rascacielos donde se veía una hermosa catarata, “miró con asombro” la cara de un hombre. “Había visto en su cara los rasgos de un muerto suyo”, los rasgos de su padre. “…AAAAAAH…”, gritó en silencio desde lo más hondo de su alma.
Recordó todas las vírgenes a las que había convocado por lo tanto que sufría por la muerte de su padre. “La Virgen del Completo inunda de tal amor las casas, las iglesias y los corazones que ya nada más puede entrar en ellos, nunca”. “La Virgen del Cristal concede que sus devotos se vuelvan transparentes. ¡Qué de relaciones entonces, qué de vísceras saltarinas!” “La Virgen de los Locos revela secretos inútiles, como el número en el catálogo Pantone del color del cielo en un día de 1825. O la hora de tu muerte”.
Recordó las claves del misterio fueron apareciendo, claras y enigmáticas…” Sus “rezos elevaban hasta el cielo el tenue polvo y el vapor de saliva que son lo único que Dios puede ingerir”. Ella asistía a oráculos porque necesitaba la guía de alguien en su vida. Ella quería descubrir el secreto del mundo, quería buscar la forma de escuchar a su padre, que la escuchen a ella pero que sea el espíritu de su padre el que hable. El oráculo le dijo “en el aire que respiras justamente ahora está un secreto del mundo. ¿Retuviste la respiración?”

Yolanda se encontraba muy nerviosa y desesperada. Quería saber cómo ayudar a su padre con su proyecto, con su sueño. Hizo todo lo que pudo, les rezó a las vírgenes, acudió a varias religiones. Casi se vuelve loca. Para poder contactar con su padre leyó “el texto sagrado de todas las religiones”.

Yolanda era hija de un muerto, un muerto bastante cercano a ella. Sabía que el proyecto de su padre seguía vivo, pero también la corrupción del gobierno rugía con mucha vida también. Llegó a escuchar a su padre en el más allá: “los hijos de los muertos oyen, con horror, las historias que les cuentan sus padres acerca de los vivos y su tierra de luz”. Y la voz de su padre nunca se calló, sino que siempre se mantuvo en su cabeza. 


los hijos de los muertos